Ayer, 14 de julio, se celebraba el aniversario de la Revolución Francesa y la caída del Antiguo Régimen. Hoy Andalucía camina pacífica hacia un verdadero cambio, una revolución pacífica que tendrá su reflejo en las próximas elecciones. El viejo discurso del PSOE de que o ellos o la nada, o ellos o la extrema derecha, está caducado y ya no convence a nadie. Hoy el PSOE representa el partido de la opulencia y del antiguo régimen. Lleva instalado tanto tiempo en el poder que confunde instituciones y partido, políticas y sociedad. Nos hablan de ahorro, de tijeretazo, de agendas ocultas, de pérdida de derechos, de solidaridad, mientras los altos cargos siguen con los privilegios del antiguo régimen. No hay recortes de coches oficiales, ni de dietas, ni de comidas en los mejores restaurantes.
Y es que no quieren renunciar a los privilegios de pertenecer a la casta que gobierna. Se niegan a perder un milímetro de sus prerrogativas. Estos personajes vendrían hoy a representar a la nobleza del Antiguo Régimen que está tan alejada de la sociedad andaluza que desconoce sus problemas. Incluso el Presidente de la Junta de Andalucía se construyó su propio Versalles en esa carísima reforma del Palacio de San Telmo que hasta tiene cocineros ¡de libre designación! Antes degustaba para el solo el Petit Trianon que era Villa Eugenia, la Casa Rosa de la calle Eritaña, que por mucho que disimularan parecía siempre la Moncloa sevillana. Qué lejos queda todo esto de aquella antigua Venta Eritaña que toma su nombre – según algunos - de un arroyo que corría por allí dedicado al dios Ares.
Y estos privilegiados que nos gobiernan están instalados en intentar destruir a toda oposición. Los poderosos medios afines difuminan las noticias y todo lo que no les interesa no existe. Solo hay una Andalucía: idílica rodeada de campos de golf y de hermosas playas. Más allá de Despeñaperros está el vacío universal mientras resuenan los ecos invisibles de los carruajes y los criados por las calles de muchos pueblos y ciudades andaluzas. No se ven, pero se perciben. Incluso han ido un paso más allá al construir una inmensa administración paralela que es un lastre para toda la sociedad andaluza. Y los privilegios de hoy son como viejos pecados capitales irrenunciables.
También se percibe muy sutilmente, repartida extensamente por nuestra geografía, aquella vieja institución del clientelismo, tan íbera, tan nuestra. Aunque algunos son tan adictos al régimen que quieren volver a desenganchar los caballos del carruaje político y gritar "¡Vivan las caenas!" de nuevo. Y echan en falta encomiendas y vasallos, feudos y derechos. Pero se olvidan que aquello trajo lo que se llamó la década ominosa, la peor de toda la historia de España. Los mejores medievalistas harían un magnífico tratado estudiando la sociedad andaluza en su conjunto. Además, los privilegiados quieren imponer dos sociedades completamente excluyentes en la que ellos y sus acólitos disfrutan únicamente de las mieles de las urnas.
Y mientras esto ocurre Andalucía se llena de parados y de gente que ya no tiene prestaciones, de familias enteras abandonadas a su suerte que no entienden de protejas ni de otros planes, y que solo quieren soluciones a sus dramáticos problemas. Aquí se acabó la Andalucía al máximo y la propaganda. La realidad andaluza es ya tan cruel que borra amplias parcelas de la memoria colectiva y vuelve el viejo hambre a vagar por las calles. Aquí hay ancianos que no llegan a fin de mes, viudas que lloran en silencio, excluidos sociales que no saben qué comerán por la noche, gente rebuscando en contenedores de los supermercados. Imágenes que no se veían en este país desde la postguerra. Y, en cambio, estos nuevos nobles de la sociedad andaluza no renuncian a una sola de sus prebendas
Y estos privilegiados que nos gobiernan están instalados en intentar destruir a toda oposición. Los poderosos medios afines difuminan las noticias y todo lo que no les interesa no existe. Solo hay una Andalucía: idílica rodeada de campos de golf y de hermosas playas. Más allá de Despeñaperros está el vacío universal mientras resuenan los ecos invisibles de los carruajes y los criados por las calles de muchos pueblos y ciudades andaluzas. No se ven, pero se perciben. Incluso han ido un paso más allá al construir una inmensa administración paralela que es un lastre para toda la sociedad andaluza. Y los privilegios de hoy son como viejos pecados capitales irrenunciables.
También se percibe muy sutilmente, repartida extensamente por nuestra geografía, aquella vieja institución del clientelismo, tan íbera, tan nuestra. Aunque algunos son tan adictos al régimen que quieren volver a desenganchar los caballos del carruaje político y gritar "¡Vivan las caenas!" de nuevo. Y echan en falta encomiendas y vasallos, feudos y derechos. Pero se olvidan que aquello trajo lo que se llamó la década ominosa, la peor de toda la historia de España. Los mejores medievalistas harían un magnífico tratado estudiando la sociedad andaluza en su conjunto. Además, los privilegiados quieren imponer dos sociedades completamente excluyentes en la que ellos y sus acólitos disfrutan únicamente de las mieles de las urnas.
Y mientras esto ocurre Andalucía se llena de parados y de gente que ya no tiene prestaciones, de familias enteras abandonadas a su suerte que no entienden de protejas ni de otros planes, y que solo quieren soluciones a sus dramáticos problemas. Aquí se acabó la Andalucía al máximo y la propaganda. La realidad andaluza es ya tan cruel que borra amplias parcelas de la memoria colectiva y vuelve el viejo hambre a vagar por las calles. Aquí hay ancianos que no llegan a fin de mes, viudas que lloran en silencio, excluidos sociales que no saben qué comerán por la noche, gente rebuscando en contenedores de los supermercados. Imágenes que no se veían en este país desde la postguerra. Y, en cambio, estos nuevos nobles de la sociedad andaluza no renuncian a una sola de sus prebendas
1 comentario:
Me pareció curioso y sobre todo me llamó la atención el otro día, cuando pude ver en una playa cercana, como uno de tantos empleados de la Junta de Andalucía iba en el coche de ésta a pasar una jornada de playa con su familia, que ocurre,que los coches de la Junta fuera de horario laboral son de uso particular para el ocio del empleado?? Vaya descaro, esos coches,gasoil y mantenimiento lo pagamos todos!!!!
Publicar un comentario