13 diciembre 2007

Los Zoos de Estepona y Madrid inseminan por primera vez a una rinoceronte en España


Por primera vez en España y décima en el mundo se ha realizado la inseminación de rinocerontes blancos en cautividad.

Esta es la segunda vez que se realiza esta técnica reproductiva en España con animales salvajes de estas características. La primera ocurrió a finales de los 80, también en el zoo de la Casa de Campo, cuando se logró inseminar a Shao Shao, la madre de Chulín, el panda gigante nacido en Madrid.

El rinoceronte blanco es una de las cinco especies de rinocerontes que quedan en el mundo. Con unos 12.000 ejemplares, todos en África, es la más numerosa del mundo, pero el acoso de los furtivos y las dificultades y lentitud de su reproducción le ha colocado igualmente contra las cuerdas.

En cautividad quedan menos de cien ejemplares, de los cuales en nuestro país hay 16 machos y 8 hembras, la mayoría de ellos incapaces de reproducirse. Sólo han nacido en los zoos españoles 3 rinocerontes blancos en cautividad, de ellos sobrevive uno, en el Safari Park de Aldea del Fresno.

"La escasez de sus poblaciones, junto con la enorme dificultad de su reproducción en cautividad nos ha animado a emprender este proceso, dado que tenemos unos ejemplares aptos", explica Jesús Fernández, director técnico del zoo de la Casa de Campo y responsable del complejo proyecto.

La operación corrió a cargo de un equipo de veterinarios, integrado por Robert Hermes, Frank Goritz y Thomas Hilldebrandt, del Instituto de Fauna Salvaje y de Zoológicos de Berlín, IZW, desplazados a nuestro país para la ocasión. Se trata del equipo con mayor prestigio en este tipo de intervenciones, responsable del único rinoceronte vivo nacido de esta manera y que se encuentra en Rumanía.

La operación comenzó el pasado 3 de diciembre, cuando se procedió a comprobar el estado de Marina, la gigantesca hembra del zoo de Madrid. Entonces se comprobó que los anticonceptivos administrados durante semanas habían surtido efecto, deteniendo el proceso ovular. Lo mismo se hizo al día siguiente con la hembra de Estepona.

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