Este domingo salí con un buen amigo y nuestros hijos a pasar un día en el campo, concretamente a visitar las cuevas del Tajo de las Figuras, a disfrutar del Parque Natural de los Alcornocales y visitar el patrimonio cultural de nuestro pueblo, Benalup Casas Viejas.
Cuando llegamos al lugar de entrada de la finca donde se encuentran las Cuevas del Tajo de las Figuras, mi compañero y yo pudimos observar que en la entrada aún se encontraba ese cartel viejo, deteriorado y mal escrito que carece de información al usuario, eso si, el monolito de la Junta de Andalucía a escasos tres metros y de diseño vanguardista que carece de ninguna utilidad para los turistas y usuarios que visitan la cueva, pero hace campaña.
Proseguimos la ruta observando las maravillosas vistas del parque, con el embalse del Celemín al frente explicándoles a nuestros hijos la forma de vida y la cultura que ostentaban nuestros antepasados. A la llegada a la cueva observamos como hay una excursión que está visitando las inmediaciones de la cueva al igual que otro grupo estaba en el interior de ella. Mientras estamos esperando nuestro turno para subir a las cuevas, una de las guías nos manifiesta que no podemos subir a ella, debido que las visitas son guiadas y con autorización previa de la delegación de cultura. Respetando la decisión de la guía nos marchamos del lugar sin poder visitar las cuevas.
En todo momento tuvimos acceso libre a la finca, sin un guarda que nos informara de la situación que se encuentran las cuevas, sin ningún cartel que nos informara que estaba prohibida la entrada salvo la correspondiente autorización de cultura.
Como ciudadano respeto y acato las normas, pero es una pena el deterioro que sufre el patrimonio artístico y cultural de nuestro pueblo, abandonado de la mano de Dios, sin protección e información para la persona que quiera disfrutar de un bien público. ¿Qué opinarán los turistas al ver esta situación precaria?, ¿qué pensarán?, ¿qué hablarán? Son muchas las preguntas sin respuestas, que tengo cuando veo la historia de nuestros antepasados olvidadas en el fondo de algún cajón.
Francisco Jesús Gómez Sánchez
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