30 marzo 2020

El ladrón de leche

A bebedor fino, tras la leche vino….

   Por aquellos días, aún era un mero principiante de la veterinaria. Es todo tan complejo dentro de la veterinaria, que hoy después de tantos años, aun me siento así. Pero desde que estudié la carrera, había pensado que algún día me tenía que aparecer un caso como el que hoy nos ocupa.
 Recuerdo que en una de las visitas que de forma rutinaria visitaba a Pedro Amaya en su granja de vacas, me comentaba que algo estaba pasando en la pequeña explotación, pero veía como muchas vacas producían poca leche. Cuando las metía en la ordeñadora, veía que las ubres no estaban hinchadas, ni tersas, no había mamitis pero veía que la producción de las vacas había caído mucho. 
  Le pregunté si habían bajado el consumo de pienso, si veía vacas tristes, si notaba que los animales estaban menos activos. Si había hecho un cambio en la alimentación en los últimos tiempos, si se habían quedado sin agua, etc.
  Pedro me comentaba que no, y que eran vacas puntuales, un día eran unas y otros días eran otras. Era una cosa muy rara y no le veía explicación. Yo me estaba calentando la cabeza, pero menos aún le encontraba una causa médica o patológica. Estábamos perdidos, tanto el ganadero como yo y la explicación aun tardaría unos meses en llegar. 
  Cada vez que visitaba la pequeña granja, formada por unas cuarenta vacas, Pedro me comentaba lo mismo. Algo pasaba. 
Un día que fui a inseminar una de las vacas Pedro me comentó muy serio:
-Creo que ya sé lo que está pasando, me están robando la leche –Creo que por la noche cuando no estamos en la granja,alguien viene y ordeña las vacas. He podido ver como las vacas más nobles son siempre las que tienen menos leche 
-No lo sé, la verdad es que todo es posible. Hay gente para todo, pero lo veo muy raro.
  Yo no podía imaginarme que alguien viniera de noche a ordeñar vacas para robar su leche. Me parecía poco probable, no lo podía creer, pero como decía algún torero: “Hay gente pa tó.”
-El - El problema es que nosotros no vivimos en la granja, como bien sabes, nosotros nos vamos al pueblo 

-Te-Tendras que montar guardia a ver si eres capaz de pillarlo con las manos en la masa, más bien en la mama.
-- Se va a llevar una sorpresa el elemento, me voy a venir a hacer guardias y como lo pille se les va a quitar las ganas de robar leche.

  Otra vez más me fui para casa con la duda. Ya llevábamos más de tres meses con el mismo problema. Y no le veía solución. El dueño estaba muy preocupado y no era para menos. Además de las malas rentas del ganado de leche, con un precio muy barato de la venta y aun alto coste de producción, este ganadero estaba perdiendo litros de leche adicionales. 
  Ya me estaba olvidando del tema, cuando unos días después recibí una llamada de Pedro….
         -Vicente, ya hemos cogido al ladrón de leche, me comenta.
         - Buenas Pedro, no me lo esperaba la verdad, pero d verdad me alegro mucho 
         -El que me alegro soy yo, tenemos el ladrón en casa y no lo sabíamos.
         -No me digas que es uno de la familia, o algún vecino.
         -No, no se trata de un vecino, ni de un familiar, es un animal de la granja el que se bebe la leche de las vacas 
No sé porqué, pero la cabeza se me fue hacia un perro, un chivo o un cordero, pero rápidamente salí de dudas.
         -Anoche me quedé hasta tarde en la granja, dejé el coche escondido detrás de las cañas como hago cada noche y viendo que no se acercaba nadie me asomé entre las vacas y empecé a oír como un animal mamaba y hacía un fuerte ruido. Alumbré con la linterna y cuál fue mi sorpresa que era la semental limusina el que estaba mamando tranquilamente a una de las vacas 
         - No puedo creerlo, pero como no lo has visto antes ¿
         -Es que el toro de día no está con las vacas, lo tenemos aparte ya que le damos un pienso diferente.
         -Pues nada, ya tenemos arreglado el problema. 
         -El tema es que el toro me ha costado una fortuna y es un novillo aún. No puedo mandarlo a matadero ni pedo venderlo. Es que no me van a dar nada por él, y comprar otro ahora mismo no es posible.
  Y en ese momento se e encendió una bombilla y recordé aquella cirugía de la lengua para impedir la acción de succión de los animales. Pero seré capaz de hacerla yo. Parecía fácil, pero y si no da resultado. Ese era el momento de realizar aquella cirugía que parecía sencilla pero que nunca había tenido la suerte de realizar.

         -Tenemos otra opción, hay una cirugía que se hace en la lengua del animal y que le permite comer y beber pero que no le permite succionar y por tanto no va a poder mamar.
         - No tengo dudas de que esa es la solución. Vamos a operarlo. Es un gran toro y no quiero perderle.
  Se me planteaba un problema. Nunca había realizado la cirugía y nunca la había visto hacer. Solo en libros y del dicho al hecho hay un gran trecho. Me tocaba estudiar el caso durante unos días para valorar como hacer la cirugía.
 Y en el fondo de mi pensamiento siempre estaba lo mismo. Podría ocurrir que después de la cirugía el animal siguiera mamando a las vacas, y sería un tremendo fracaso. En los libros explicaban que hay que hacer una cirugía muy cruenta y cortar una buena rebanada de la parte de debajo de la lengua de manera que le animal no puede succionar ya que no puede poner la lengua cóncava. Había que cortar y lo interesante era cortar bastante para evitar el fracaso. 
  Y después había otro tema queme preocupaba. La lengua es una de las partes más irrigadas del cuerpo. La hemorragia podría ser también importante. Tendría que realizar un buen torniquete en la base de la lengua para evitar un sangrado copioso.
  Y llegó el día de la verdad. Sedamos al animal que se portó fenomenal, hicimos anestesia local de la lengua con un buen torniquete y retiramos un buen filete de la lengua para después suturar los bordes con material no reabsorbible. En media hora ya estaba todo acabado y tocaba esperar unos días para ver el resultado.  Aconsejamos dejar al animal separado de las vacas durante 15 a 20 días para que no tuviese problemas con las suturas y se abriera la herida.
  Pasaba un mes cuando recibí la llamada del dueño.
·         Vicente, la cirugía funciona. El toro se acerca a las vacas e intenta succionar pero como no puede se enfada y le da cabezazos a las vacas de manera que salen corriendo.
·         Pues de maravilla, esperemos que siga así. Un saludo 
  No habría sido tan difícil si los animales hablaran. Hubiésemos dado mucho antes con el verdadero problema. Primero hay que conocer el problema para darle solución y cuando no sabemos el diagnóstico, nos dedicamos a dar palos de ciego. Que suerte tienen los médicos ,de poder hablar con sus pacientes.







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