Más allá de toda proclama sobre el referéndum de la reforma del Estatuto andaluz, el día después tenemos en Andalucía el mismo panorama que el día antes. Nada ha cambiado sobre la dramática realidad económica andaluza. Los jóvenes andaluces son los peores pagados de España, son los que más difícil lo tienen para emanciparse. Los mayores de 45 años continúan al margen de todas las políticas de empleo de la Junta de Andalucía, aun cuando se usen ingentes cantidades de dinero en su formación y preparación profesional, siguen sin ser contratados. El mercado del empleo en Andalucía sigue lastrado por dos problemas endémicos: el paro femenino cuya tasa roza números escandalosos para cualquier gobierno y la altísima temporalidad en la contratación, ligada a la elevada siniestralidad laboral. A pesar del reciente acuerdo sobre la reforma laboral y la contratación indefinida, ésta sigue ausente de los mercados laborales andaluces. En Andalucía solo se crea empleo precario y muy mal remunerado. AQUI
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